Hubo un tiempo no muy lejano en que los sitios web corporativos eran proyectos inextricables, arcanos sólo accesibles a ingenieros poseedores de lenguajes misteriosos y herramientas enigmáticas. Por aquel entonces, ayer mismo (en realidad), la comunicación digital era monopolizada por los hacedores de “continentes”. Grandes recursos se invertían en crear complejos envases de contenidos invisibles, insonoros, insípidos e inodoros.
Pero un día y otro día después del otro, llegaron los blogs, las redes y demás medios sociales para remover las aguas mansas del mundo digital. De tal modo que, a fuerza de sencillez, terminaron evidenciando las carencias de aquellas páginas pronto envejecidas. Los nuevos usuarios demandaban agilidad de actualización, versatilidad de formatos, capacidad de propagación y adaptación a dispositivos móviles. Todas ellas, cualidades de un sujeto que no era ya el “continente” sino el “contenido”.
Liderazgo del Contenido
Se pedía, se pide a los sitios web corporativos que sirvan, por encima de todo, para proveer de contenidos atractivos a los usuarios, en formatos multimedia: gráficos y audiovisuales, pegados a la actualidad de la conversación, que puedan compartirse con facilidad en medios sociales y consumirse sin problemas desde teléfonos, tabletas y hasta relojes (en poco tiempo).
Esta demanda amerita, sin duda, modificaciones sustanciales en la tecnología de los sitios web corporativos, pero, sobre todo, implica que ya sean los hacedores de “contenidos” quienes tomen el relevo en el liderazgo del cambio, con todo lo que ello supone, también, en términos de recursos y capacidades.
Un ejemplo extremo de que un proyecto web empieza (y no termina, como solía entenderse) en el momento de su publicación, puede ser el de GE Reports, de General Electric: una sencilla plataforma de periodismo de marca construida sobre Tumblr, pero con ediciones locales en los cinco continentes, donde los esfuerzos se aplican de verdad a la actualización de los contenidos. ¿Conoces otros ejemplos?